Para muchos, fue el padre de la investigación moderna sobre el agua. Como nadie más, fue capaz de ver dentro del agua y comprender su esencia. Y muchos de los secretos del agua se le revelaron. Viktor Schauberger, un simple guardabosques, hizo quizás el descubrimiento más fundamental de nuestro siglo. Observaba la naturaleza e intentaba interpretarla, comprenderla. De ahí surgió su lema:«¡Comprender la naturaleza y luego copiarla!».

Nació en 1885 en Plöckenstein, Austria, siendo el quinto de nueve hermanos. Su tío fue el último maestro de caza imperial en Bad Ischl, en la época de Francisco José. El padre de Schauberger era guardabosques, al igual que su abuelo, su bisabuelo y el padre de este. Viktor Schauberger era un auténtico hijo del bosque, que vagaba durante días en soledad por la selva virgen que rodeaba el lago Plöckenstein, lo que le permitía observar la naturaleza en su estado más puro.

El padre de Viktor quería enviar a su hijo a la universidad para que estudiara silvicultura, pero él se negó porque creía que los académicos le mutilarían su visión imparcial y natural de la naturaleza, tal y como habían hecho con su hermano. Así que Viktor Schauberger asistió a una escuela forestal normal y se convirtió en guardabosques.

Su primer territorio pertenecía al príncipe Adolf von Schaumburg-Lippe. 21 000 hectáreas de bosque virgen prácticamente intacto cerca de Steyerling. Schauberger amaba este bosque, que apenas había visto personas y cuya naturaleza virgen le permitiría obtener las primeras percepciones profundas sobre la esencia del agua, ya que Viktor Schauberger estaba especialmente interesado en este tema.

Viktor Schauberger reconoció muy pronto las interrelaciones existentes en la naturaleza.

Viktor Schauberger comprendió muy pronto las relaciones del ciclo del agua. Schauberger acuñó los conceptos de ciclo completo y medio ciclo del agua y constató que la tala de árboles supone una intervención fatal en el biotopo del bosque. Los árboles periféricos talados desaparecieron y los árboles situados detrás pasaron a ser árboles periféricos. Los troncos de estos árboles se «quemaban» y no podían almacenar el agua en el suelo. Viktor Schauberger descubrió que un suelo sano puede absorber aproximadamente cinco veces más agua que el humus existente. Si faltan los árboles, falta el agua y falta la evaporación para el «ciclo completo del agua».

Viktor Schauberger: el poder del agua fría

Schauberger también aprendió pronto que al agua no le gusta estar expuesta a la luz solar. Por ejemplo, había una fuente sobre la que se había construido una cabaña de piedra. Más tarde, esta fue derribada y la fuente quedó al descubierto y sin protección frente a la luz solar. No pasó mucho tiempo hasta que la fuente se secó de repente, sin que nadie supiera por qué. Pero cuando se volvió a construir la cabaña de piedra sobre ella, el agua regresó. Se sabe que los antiguos romanos también cubrían sus fuentes con losas de piedra, dejando solo una abertura redonda en la que se insertaban los tubos de desagüe de manera que ni siquiera fuera posible la entrada de aire.

Al agua parece gustarle la sombra. Por eso, todas las fuentes se encuentran ocultas en bosques densos o en oscuras grietas rocosas. Un río o arroyo que fluye de forma natural se protege de la luz solar directa con árboles y arbustos que proporcionan sombra en sus orillas.

Viktor Schauberger observó además que el aumento del caudal durante el deshielo (el agua se calienta) forma bancos de sedimentos que, sin embargo, suelen desaparecer por sí solos durante las noches claras y frescas (el agua se enfría). De ello, Viktor Schaubeger dedujo que la fuerza de flotación y succión del agua es mayor cuando su temperatura es baja y su flujo no se ve perturbado.

Hoy en Klausenschlagen, en Bad Goisern (Austria): antiguamente, el caudal de agua acumulada transportaba la madera talada hacia el valle. Es fácil imaginar que muchos troncos se rompían contra las rocas.
En 60 minutos, el Weisenbach, acumulado en el lago, se vacía detrás del Drifftweer.  Uno de los muchos visitantes del espectáculo viene de la vecina Bad-Ischl: Jörg Schauberger. Su abuelo construyó instalaciones de flotación de madera que utilizaban el agua de forma mucho más eficiente.

Estas instalaciones de transporte de madera hicieron famoso al sencillo guardabosques en los años 30. En el canal artificial, los troncos más pesados flotaban intactos hacia el valle, incluso los que pesaban más que el agua. Schauberger renovaba continuamente el agua caliente del canal con agua fría, porque sabía por experiencia que el agua fría tiene más capacidad de carga que la caliente, y sabía aún más:

«Lo especial de las instalaciones de remojo que construyó Viktor Schauberger era que no eran angulares, sino que tenían una sección transversal ovalada y que no discurrían en línea recta, sino que serpenteaban por el valle...».

Viktor Schauberger sacó sus ideas del estudio de los arroyos de montaña naturales y descubrió que hay que mantener el «instinto lúdico» natural del agua para usarla de manera eficiente.

La tecnología de remolinos de cristal Aquadea se basa en parte en los descubrimientos de Viktor Schauberger.

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Agua y remolinos

Ningún arroyo de la Tierra busca el camino más corto hacia el mar. En la naturaleza, todos los ríos discurren en curvas, en meandros. Incluso en un cristal liso, el agua no cae en línea recta, sino que comienza a serpentear. Se forma una curva espacial pulsante que ningún ordenador del mundo podría calcular.

Pocos podían descifrar los secretos del agua tan bien como Viktor Schauberger. En la exposición regional de Estiria, en Graz, se pueden ver algunas de las obras de su vida, donde se forma un fascinante remolino en un embudo de cristal. Remolinos similares también se producen en las aguas naturales.

«Viktor Schauberger conoció el agua en su forma más natural y vio el placer que le producía girar y remolinar. La naturaleza ya sabrá por qué deja que el agua fluya así. Un remolino de este tipo tiene la ventaja de que forma una superficie muy grande y, por lo tanto, puede absorber mucha energía».

«Viktor Schauberger afirma que la energía nunca se destruye, solo se disipa. En los remolinos, el agua se enfría y se vuelve más densa, lo que mejora automáticamente su calidad. Esto significa que aumenta la densidad del agua, aumenta la tensión superficial y se incrementa significativamente el potencial del agua».

El movimiento giratorio ideal genera una succión, que hemos conseguido en las cámaras giratorias de cristal Aquadea.